sábado, 24 de mayo de 2014

EL ESCAPE

Ya olvide
el olor y sabor de tu Cabernet Sauvignon favorito,
el largo recital de cigarras traviesas
y hasta el color de la luz de las luciérnagas
que iluminaban nuestras noches.

Ya olvide
el lugar secreto...

donde deposité tus sonrisas y tus regaños.

Ya olvide
la algarabía de mis pensamientos
cuando los apresaba
para no disentir
tus pueriles discursos.

Ya olvide
mis estrategias para evadir tus bullicios,
las arrugas incipientes en tu frente
y hasta los métodos para encrespar tus rizos.

Ya olvide
los días en que masticaba tus recuerdos
y pulverizaba tu voz
para alimentarme en tu ausencia.

Ya olvide
nuestros pactos y utopías
olvide tus rutas, tus laberintos y hastíos

Ya olvide
tus fugas matutinas al patio de nuestra casa
donde rastreabas como niño
en la tierra húmeda
buscando los caminos invisibles de orugas peregrinas

Ya olvide
el color de tu piel,
tus caricias efímeras,
la línea curvada y poco atractiva de tus labios
el calor de tus manos,
la talla de tus zapatos.


Ya olvide
aquella noche que incumpliste una promesa
y en recompensa uniste palabras
formando un poema insulso y sin sentido.

Ya olvide
las noches interminables agazapada en la ventana
esperando ver tu silueta
acercarse a mis vacíos.

Ya olvide
la llave de entrada
el jardín extenso
donde florecieron mis tragedias, tristezas y enojos.

Ya olvide
mis llantos convulsivos
al filo del abismo que creabas en tu fuga

Tu ausencia larga
hizo que creciera tu sombra y te oxidaras
tu ausencia cobarde me permitió olvidarte,
olvidar el saborcillo acedo de tu café mal preparado,
tus gestos, tus máscaras y futilidades.

Arroje de casa al inquilino abusivo
ahora mi voz subversiva grita que te apagaste
y con mis manos despejo de mi horizonte tus ruinas.

Ana María Delgado P.
Pasto-Nariño - Colombia

lunes, 14 de enero de 2013

TE VEO POR ENTRE EL HUMO DEL CIGARILLO, MIENTRAS BEBES DE TU COPA DE VINO TINTO




En la triste estreches de tu mente,
como solitario camino abandonado,
como ser temeroso trepado en un columpio
en movimiento frenético,
en la franja pequeña entre abismo y abismo,
con tus representaciones de siempre,
sin puertas ni ventanas,
sin ranura mínima de escape,
estancado en el mismo lugar,
con pilares corroídos,
anclado y sin pretensión de cambio,
en el paraje mas inhóspito, apolillado y común …
estas … no te inmutas.

martes, 2 de octubre de 2012

El sabio silencio de la aurora.


Cuando tus intrigantes ojos 
caminan  por mi carne
la reaniman,
y desgarran mis aislamientos y desasosiegos,
disipándolos en partículas níveas
que se pierden en el agua tibia
bajo tus pies.

Con sabiduría humilde y loable
revelas los símbolos y bocetos ocultos,
que navegan enérgicos  
en la sangre de inmortales versos,
trazados en las planicies y curvaturas de mi cuerpo.

La miel de tus ojos pincela mi piel,
y sin reparar en la marcha del tiempo
con prudencia y decisión te pierdes
en mis paisajes extensos y fragantes
te enraizas en mi ser.

Me encuentras
sin prisa,
en el centellante color de cada letra,
en la algarabía del ocaso
y en el sabio silencio de la aurora.

Soy el corazón  palpitante de la llama poderosa
que surge ardiente y segura
del grueso leño retorcido
que alimenta el fuego en tus inviernos.

Soy el sol que besa tu piel en los veranos
ansiando libar su sal y sus misterios,
soy la brisa que enreda tus rebeldes rizos 
y se embriaga con el néctar dulce de tu boca húmeda.

Me convierto en la sombra trémula
que  fiel e inseparable te sigue
en tu caminar por callejuelas  sombrías. 

Viajo en transparentes gotas de lluvia
que aterrizan en tu gabán envejecido
alisando sus arrugas
y desprendiendo motas  
que te mortifican siempre.

Desde que el sol muere en tu puerta
hasta que surge la mañana fértil ,
cubro con mi piel tu cuerpo
y  velo con fervor tu sueño,
evitando con mi abrigo
que te rose el viento que silba 
por entre las múltiples grietas 
de la pared y el techo.

En las  mañanas me puedes ver 
acurrucada en las nubes amarillas rojizas 
que habitualmente admiras
desde la amplia puerta ventana de tu casa,
mientras sorbes el café humeante 
donde he dejado mi aroma.

Si alertas tu oído
escucharas mi voz persistente que te llama,
convertida en el rítmico aleteo 
de la diminuta mariposa azul,
que surca con lisura el jardín inmenso 
donde rosas revestidas de escarcha
abren sus frescas corolas al sol,
enmudeciendo tu alma
y llenándote de luz y vida. 

POR: ANA MARIA DELGADO P

martes, 4 de septiembre de 2012

TIEMPOS DE NOSTALGIA BAJO EL CIELO ESCARLATA


 
Ha salido a media noche,
el agraciado ángel de las letras
y trepado en el manzano florido,
deja escapar de su flauta antigua
extrañas melodías irreales,
de su bolso traslucido
despacio y con cuidado,
saca su diario luminoso
y mientras contempla
la realidad circundante
deja que su tiempo discurra
pescando en las tinieblas
estremecimientos y suspiros,
salvándolos de ahogarse
en medio de la lluvia.
 
Antes de que las ideas de su mente lúcida,
sean atravesadas
por la hiriente y pesada flecha del olvido,
las dibuja con los febriles trazos
de sus manos luchadoras.
 
Deshila penas
con sus dedos de cristal
y teje con hilos vaporosos
historias de heridas y ríos secos,
de flores marchitas sin perfume,
del eco lastimero y frustrante
de la terrible agonía y muerte
de los sueños.
 
Bajo la famélica luna
va registrando hechos de miserias y victorias,
de cuerpos sangrantes y de besos prohibidos,
de alondras tiritando adormiladas
en el portal de los sueños.
 
 
Retrata para siempre
el preciso momento,
en que miles de pies desnudos
rozan el asfalto,
dejando
como eterna huella,
la mezcla de sangre y polvo nacarado.
 
Describe la silueta admirada
de la mujer excepcional,
que  se  reveló segura
desnudando sus deseos ocultos
he inhibidas pasiones.
 
Exalta con palabras visibles,
los rostros enmarcados
por las miradas inquisitivas,
que aprendieron a esquivar  
martirizadores colores opacos.
 
Abriga con sus candentes letras,
los cuerpos rígidos,
que han dejado
apagar sus vidas,
en  la soledad  de sus días
y en la monotonía silente del afilado silencio,
bajo los cielos carcomidos
por la contaminación difusa y sin medida.
 
 
Palpa con su lápiz negro,
las bocas plagadas
de dientes desgastados por roer,
las retorcidas y esquivas astillas de aire,
para retar al hambre y aplacar
las satíricas muecas de la muerte en asecho
y pincela los delicados labios
tiñéndolos de granate,
para que sigan gesticulado
insaciablemente preguntas
hasta merecer la satisfacción  
de la coherencia en las respuestas.
 
Fija en la piel blanquecina de la hoja de papel
los pies que a metros del piso,
han buscado escapar de realidades nefastas
y amedrentar los temores malsanos,
emprendiendo camino durante largas jornadas
a través de la delgada soga del intento,
izando como velas para mantener el equilibrio
y minimizar la fragilidad del cuerpo,
los instantes fecundos de coraje
y la fiebre de la sangre corriendo por las venas,
al pensar en alcanzar las cumbres
para acariciar presos de cordura
la brillante fruta del logro justo.
POR: ANA MARIA DELGADO P.

FUGACIDADES

Que tortura...
como la sal en la herida,
como letales dardos en la piel..
como el peso del olvido...
como el silencio de tu boca
cuando te evades,
como lo silente
de un espacio lleno de sombras.
                                                                     
Que tortura
cuando llega la nostalgia
de anclar los pies a la tierra,
a esa tierra húmeda que hace una lunas
admitió la caricia de mis huidizos labios
.. para hacerme estremecer….
                                                                       
Que tortura
.. el hoy...
de esas lunas difusas adormiladas,
de esos besos que se desvanecieron
en el mar de los recuerdos, 
de esos recuerdos fantásticos
que se esfumaron
en medio de la bruma que acompañaba
la caminata de los días
a través de espesos desiertos.
 
Que tortura
….se fugaron los tiempos
de esos espacios amados
que ahora son solo polvo y martirio.
                                                                                                                                                                           POR: ANA MARIA DELGADO P.

BURBUJAS ROSADAS, ROJAS Y PURPURAS


Con tus recuerdos
voy diseñando el estallar pleno de tu risa,
tallando la silueta soberbia de tu cuerpo,
repasando en retahíla el color suave de tu tez,
voy destilando de mis labios tu nombre
y dejo que él acaricie e inunde
sin premura al viento,
porque certeza tengo,
de que cuando aguijonee tu ausencia,
encontraré en su magia
la realidad de tu ser.
 
                                                                                                                 
Tus recuerdos
que navegan sin freno por mi piel,
por mi sangre hirviente,
por mi agitado cuerpo que te aclama,  
me extasían,
reaniman e iluminan mi vida,
se convierten en mi luz y mi fuego,
en el manjar que sacia mi hambre,
en el potable líquido que refresca mis desiertos,
en el muro que me libra de caer en los abismos.
 
 
En la mañana cálida,
tirada en la suave y fresca sabana verde,
a orillas de la quebrada de agua clara,
fijo la mirada en el despejado cielo,
mientras entierro los dientes
en la carne madura de una fruta roja,
te pienso y veo tu blanco rostro
en el destello suave de una nube azul.
 
                                                                                                                           
Silba la traviesa brisa,
mis oídos escuchan su latir,
al sentir su aleteo tibio
mi cuerpo se estremece,
se  detiene el tiempo,
se detienen tus recuerdos
y comienza a transitar sin tregua
el anhelo enérgico de verte.
 
                                                                                                                 
Se desata en mis ojos la tormenta,
lagrimas torpes navegan por mi rostro,
y al anclar en la verde hierva,
algunas de mis penas
se lanzan a la fuga.
 
                                                                                                                
Incorporo mi cuerpo alivianado
y emprendo camino
buscando encontrarte,
mi mente recorre
montes impregnados de tu aroma,
en un océano de ilusiones me sumerjo,
en un colchón de nubes me acuesto
y al cerrar los ojos
dominas mis sueños
y en mis sueños me besas
y con tus besos
me llevas a un espacio,
donde tu ausencia
se vuelve ceniza,
que se desvanece 
en un tiempo muerto.
                                                                                                               
       POR: ANA MARIA DELGADO P.