martes, 4 de septiembre de 2012
BURBUJAS ROSADAS, ROJAS Y PURPURAS
Con tus recuerdos voy diseñando el estallar pleno de tu risa, tallando la silueta soberbia de tu cuerpo, repasando en retahíla el color suave de tu tez, voy destilando de mis labios tu nombre y dejo que él acaricie e inunde sin premura al viento, porque certeza tengo, de que cuando aguijonee tu ausencia, encontraré en su magia la realidad de tu ser. Tus recuerdos que navegan sin freno por mi piel, por mi sangre hirviente, por mi agitado cuerpo que te aclama, me extasían, reaniman e iluminan mi vida, se convierten en mi luz y mi fuego, en el manjar que sacia mi hambre, en el potable líquido que refresca mis desiertos, en el muro que me libra de caer en los abismos. En la mañana cálida, tirada en la suave y fresca sabana verde, a orillas de la quebrada de agua clara, fijo la mirada en el despejado cielo, mientras entierro los dientes en la carne madura de una fruta roja, te pienso y veo tu blanco rostro en el destello suave de una nube azul. Silba la traviesa brisa, mis oídos escuchan su latir, al sentir su aleteo tibio mi cuerpo se estremece, se detiene el tiempo, se detienen tus recuerdos y comienza a transitar sin tregua el anhelo enérgico de verte. Se desata en mis ojos la tormenta, lagrimas torpes navegan por mi rostro, y al anclar en la verde hierva, algunas de mis penas se lanzan a la fuga. Incorporo mi cuerpo alivianado y emprendo camino buscando encontrarte, mi mente recorre montes impregnados de tu aroma, en un océano de ilusiones me sumerjo, en un colchón de nubes me acuesto y al cerrar los ojos dominas mis sueños y en mis sueños me besas y con tus besos me llevas a un espacio, donde tu ausencia se vuelve ceniza, que se desvanece en un tiempo muerto. POR: ANA MARIA DELGADO P.
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